DOBRA se afirma como un espacio de resistencia que quiere compartir con el público una micropolítica de percepción, que va en dirección opuesta a los clichés que imponen los grandes medios corporativos y la lógica de la comunicación de masas. Líneas de fuga hacia lo que Peter Pál Pelbart llama vida estúpida, y lo que podríamos llamar percepción estúpida. Entonces demos la bienvenida a estas percepciones más pequeñas, que pervierten los órdenes preestablecidos en movimientos que rechazan cualquier deseo de plenitud o totalidad. Percepciones menores, imágenes siempre abiertas y precarias que se desvían de cualquier cierre o finitud.